El gobernador inaugurando… el PRI perdiendo

Por Roberto Dyke Rivera

CON LA RATIFICACIÓN de Guillermo Padrés como ganador de las elecciones y el desecho (el Tribunal Estatal las desechó) de las quejas del PRI Sonora, se abre un “nuevo compás de espera”
En términos jurídicos, claro está, falta por resolver – de acuerdo a Derecho – al Tribunal Federal Electoral.
Eso en el terreno jurídico, porque en el político, el desánimo de los priístas es más que elocuente… y las “caras largas” es la norma.
Son ya dos rounds perdidos: la propia jornada de la elección y el resultado de la votación abrumadora a favor del “memo”, y ahora, la ratificación en el ámbito estatal.
Suficientes en un pleito pactado a tres round, para que la vox populi que es la voz de Dios, bastante harta y cansada diga que ¡por favor, concluyan la función boxística!
O lo es igual: ¡Tiren la toalla, por Dios!
En una rápida y financiera visita (bueno, no hay que exagerar, eso de “financiera” se oye como a inversión bancaria, cuando en realidad fui por un préstamo) a la Sección Sindical de la Sección 28 del SNTE, un grupo de maestras soltaba:
“¡Que necedad, ¿por qué no acepta el PRI que ya perdió?!
Después del comentario, me quedé tranquilo escuchando la explicación popular de la derrota tricolor.
Y así hablaron del “efecto guardería” (dicho con profundo respeto a las familias agraviadas), la ya muy socorrida acusación de soberbia y dos que tres perlas más.
Pero a fuerza de ser honestos, la charla de las maestras igual se mostraba sincera cuando se referían a las obras que en Sonora sigue inaugurando el gobernador Eduardo Bours.
Sí, pensé, el gobernador sigue inaugurando obras… y el PRI sigue perdiendo.
Va quedar para la historia este sexenio que en razón material dio un fuerte impulso al desarrollo sonorense… a la par que en política generara una corriente opositora que al final le arrebató el poder a su partido.
Falta, pues, la decisión del Tribunal Federal… aquel que aparentemente enojado obligara al Tribunal Estatal resolver las quejas de los priístas.
¡Júrenlo!, en esta nueva etapa, ni entre los que andamos en este asunto de la comunicación podrían caber mayores ganas de darle seguimiento.
Las jornadas son agotadoras… y la tendencia ganadora del “memo” Padrés, ratificada hasta por la “incompetencia” inicial del TEETI, está ya en el ánimo de los sonorenses.
Y de aquel fantasma del gobernador interino, ni quien se acuerde… el susodicho volvió al inframundo aplastado por la loza azul.
Enrique Reina, el dirigente del PAN estatal, debe sentirse satisfecho… lo dije antes y lo reitero ahora… es él quien se ha fajado, desgañitado y dado la cara en todo este proceso o pleito por el reconocimiento de Padrés como ganador.
No vi a otros… los medios tampoco los publicitan… porque, créanme, muchos panistas de “nivel” todavía estaban a la expectativa ante la posibilidad de la anulación.
Enrique Reina parece nunca dudar… tan es así, que en ese – para mi gusto – exceso, insistió en que la decisión del Tribunal Estatal demostró que, efectivamente, el PRI solamente presentó “pruebas caseras”.
El PRI ESTÁ contra la pared… y en él, hoy más que nunca se fortalecen las figuras “talacheras” para entrar al relevo de Roberto Ruibal en la dirigencia estatal.
Es decir, caído el ánimo, los priístas necesitarán un dirigente que quiera y sepa trabajar, en la base, sudando la camiseta y cambie así la imagen burocrática que muestra con ostentosidad.
Cierto… el PRI de “alas rotas”, para nada requerirá de un Ernesto Gándara u otro personaje hecho en el poder y con ascendencia de “gente bien”.
El PRI derrotado, ocupará, antes bien, un personaje que deje su alma en las calles, colonias, ejidos y poblados… para rescatar “algo” de lo mucho perdido.
Es ahí donde se aparece la propuesta de Rosario Rodríguez Quiñónez, quien por ahora dirige el Instituto de la Educación para los Adultos en Sonora… a propuesta cetemista.
Completa el afamado Rosario, el perfil de gente talachera, con el aval de la central que todavía controla a muchos – los más – de los sindicatos sonorenses.
Y créanme, para el nuevo gobierno, una dirigencia emergida del sindicalismo, con fuerza y participación en la estabilidad empresarial, no será, ni así de poquito, “un simple” liderazgo más.
Ojo, pues…
Hasta pronto

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